A Alice y Jeanne les encanta burlarse de sus esclavos obedientes. Mientras el esclavo obedientemente se acuesta en el piso de las botas de las diosas, las chicas se escupen muchas veces en su cara y en la boca. Las chicas se divierten con esta actividad, sonríen y se ríen. Luego se unta la tierra de las botas sobre el esclavo, poniendo los pies en su cara. El esclavo de zapatos obedientemente lame las botas sucias de las amantes hasta que las chicas se aburren con él. Todo esto es tan humillante para un hombre, pero para él es un gozo obedecer a estas hermosas Diosas poderosas de belleza, porque él es suyo.